Segunda parte de la literatura folclórica: teatro
Antes de nada tengo que aclarar que los textos teatrales folclóricos, no existen al contrario que las dramatizaciones folclóricas que si. Se transmitían las historias y luego según se interpretasen, se realizaban las dramatizaciones.
Solían ser obras que se sustentaban en historias ya conocidas. Podían ser:
- Representaciones religiosas: destacaba el tema de la PASIÓN.
- Representaciones festivas y erótico-festivas que introducían el tema del sexo en ocasiones como en carnaval.
- Cómicos de la lengua: Eran cómicos que no tenían dinero y se juntaban para ir de pueblo en pueblo en busca de unas limosnas a la voluntad del espectador. Dependiendo del éxito se quedaban más o menos tiempo en los diferentes pueblos. También improvisaban obras cortitas que introducían entre medias canciones u otras actuaciones cómicas para entretener al público. Cabe destacar que han permanecido en activo hasta la posguerra. También tenían obras para niños que eran los llamados títeres de cachiporra, muy conocidas en España.
Los títeres de cachiporra seguían el mismo argumento con narraciones. Las historias trataban de un chico que en la mayoría de los casos se llamaba Pedro tenía algo que deseaba mucho (ya puede ser una mujer, María o naranjas como en el caso de una historia que se sigue representando hoy en día en el Retiro desde que yo era pequeña u otros objetos muy valorados por el protagonista) y un personaje que es malvado se lo arrebata. Es imprescindible que interactúen como puede ser los niños contestando a preguntas que hace el narrador o con acciones como yo he vivido aquellas mañanas de domingo en el Retiro sacando a un voluntario a que le atizará al malo de la historia con un divertido martillo de plástico para derrotarle.
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